Cada vez son más frecuentes las consultas de padres que verbalizan quejas sobre sus hijos referidas al ámbito escolar del tipo “se distrae con facilidad…inicia bien la tarea y se le olvida lo más importante que tiene que hacer…abandona con facilidad la tarea…durante la tarea hay momentos que adivina lo que tiene que hacer y si está leyendo se inventa cosas…no se acuerda de las instrucciones…lo de planear y organizarse no va con él…le cuesta un mundo cambiar de planes o estrategias…tiene dificultad para seguir las instrucciones largas y complejas…no hace lo que el maestro le pide…tiene muchas dificultades para las tareas mentales o el cálculo mental…no entiende los problemas de matemáticas y más si tiene que aplicar varias reglas para resolverlos…tiene dificultades para entender lo que está leyendo…le cuesta entender, es muy lento…hace las cosas deprisa para acabar cuanto antes sin importarle como las ha realizado…si no estoy encima de él y le ayudo es incapaz de hacer las tareas…participa poco en clase y cuando lo hace se le olvida lo que va a decir…tiene dificultad para mantener una conversación…no revisa la calidad del trabajo…comete errores por descuido…”. Es un cúmulo continuo de quejas, entre la incredulidad y la desesperación de los padres. Y más, cuando en múltiples ocasiones, el esfuerzo no se corresponde con los resultados académicos, lo que frustra y merma el interés por los estudios.
Las primeras alarmas se encienden en torno a los nueve años de edad, disparándose a partir de los doce. Estos chicos suelen situarse en el promedio de la normalidad de eso que se ha venido en llamar
CI -cociente de inteligencia-. Pero lo único que entienden los padres es que el aprendizaje de su hijo es lento y con dificultades, que sus resultados académicos son cada vez peores a medida que se eleva el nivel de dificultad y que esto les lleva a la frustración y al desinterés por aprender.
¿Qué está sucediendo? Es muy probable que la persona tenga problemas en el funcionamiento de la memoria de trabajo o memoria operativa. Pero ¿En qué consiste la memoria de trabajo? En la exploración clínica, pacientes ante tareas que requieren retener, controlar y almacenar temporalmente la información, y simultáneamente manipular y transformar dicha información en funciones cognitivas complejas como el razonamiento, la comprensión o el propio aprendizaje, fallan de forma estrepitosa. Presentan dificultades para realizar a la vez tareas donde están involucrados almacenamiento y procesamiento de la información. Esto es la memoria de trabajo. Dicho de otra manera y llevado a la práctica, cuando se realizan problemas de aritmética la persona presenta problemas en el recuerdo de resultados previos para luego combinarlos entre sí y llegar al resultado final. En la lectura, le cuesta construir en la mente un esquema de lo que está leyendo –por tanto, no está reteniendo información-. Estas dificultades de la decodificación del texto se producen de continuo, con lo que se hace muy complicado integrar todas las decodificaciones que se deberían realizar para comprender el texto de forma global. Se dan situaciones en las que la persona falla en la retención y almacenamiento, con lo que el procesamiento de la información subsiguiente es inviable. Sin embargo, otras personas son capaces de retener adecuadamente pero se ven incapaces en los procesos de manipulación y transformación. Lo habitual es que los fallos de este proceso se den a nivel auditivo y visual, especialmente el primero, aunque hay personas que solo lo presentan de forma visual.
En mi consulta para explicar a los padres la importancia de la memoria de trabajo en el aprendizaje, siempre recurro al símil de que podemos comprar una casa de muchos metros cuadrados con todo tipo de lujos y detalles, pero si los cimientos son de arcilla antes o después se va a venir abajo. La memoria de trabajo son los cimientos del aprendizaje, algo oculto que no se ve pero sí sus consecuencias. Una persona con problemas en los procesos simultáneos de retención temporal, manipulación y transformación de la información, es decir, memoria de trabajo, va a tener problemas para aprender. Si esto les ocurre a los estudiantes, tienen muchas probabilidades de estar abocados al fracaso escolar.
Hasta aquí un ejemplo de como el funcionamiento deficitario de un proceso cognitivo como es la memoria de trabajo, puede influir negativamente en el aprendizaje. Esto hace necesario que ante problemas y quejas como las que se han señalado arriba, acudamos a un especialista para que realice una evaluación neuropsicológica y verifique como se encuentran los distintos procesos que intervienen en el conocimiento.
Un comentario
Me ha parecido muy interesante. Deseando leer más post relacionados.